La vergüenza en el trabajo puede ser incómoda, pero también puede impulsar nuestro crecimiento. Nos señala áreas de mejora, nos enseña lecciones valiosas y fortalece nuestra resiliencia. Al fomentar una cultura de apoyo y practicar el perdón, podemos convertir la vergüenza en una herramienta para el desarrollo personal y relaciones laborales más sólidas.
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